jueves, 19 de febrero de 2015

Comunicado de ADUR Extensión



Montevideo, 18 de febrero del 2015


Comunicado de ADUR Extensión

Los hechos

Desde el 6 de setiembre del 2014 ADUR-Extensión (1) se encuentra en Asamblea Permanente debido al proceso de discusión sobre la reorganización del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM) en el Consejo Directivo Central (CDC), luego de su aprobación por parte de la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio y por los órdenes de estudiantes y docentes.

Coincidentemente, desde fines del año pasado las recontrataciones de los docentes del SCEAM han tomado formas poco deseables: la recontratación de docentes tanto efectivos como interinos se postergan de una sesión a otra (unas veces en el Consejo Delegado Académico, otras en el propio CDC),  se desglosan los puntos referentes a los docentes del SCEAM, se atrasan las resoluciones, siempre con diferentes excusas pero sin argumentaciones de fondo (tamaño de los expedientes, futuros posibles cambios en las políticas, entre otros). 

Las últimas resoluciones del Consejo Directivo Central en torno a los docentes del SCEAM contienen:

- la renovación de 5 cargos del SCEAM por 6 meses, período sensiblemente menor al de un año que fuese solicitado, sin ninguna argumentación (CDC del 23 de diciembre del 2014).

- la postergación de la recontratación de 29 cargos del SCEAM (CDC del 10 de febrero del 2015). El rector anunció en este caso que su propuesta será nuevamente la de aplicar una recontratación por la mitad del período solicitado (6 meses).

Desde el vencimiento de estos 29 cargos, el pago de los salarios se viene realizando a través del mecanismo de “mantenimiento de pago” a la espera de que se resuelva la situación en el ámbito correspondiente.

Esta propuesta no toma en cuenta el procedimiento de evaluación docente ya realizado institucionalmente con informes de actuación docente, que fueron evaluados positivamente por coordinadores de unidades y programas, y aprobados por la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio  (en todos estos casos se propuso que estas renovaciones fueran por un año y la planificación de las tareas se estaba realizando en función de esto).

La recontratación por 6 meses, además de aumentar la situación de precariedad laboral de los docentes del SCEAM, genera incertidumbre dentro de los programas y unidades del Servicio, y supone dificultades para cumplir los acuerdos de trabajo establecidos con organizaciones, instituciones y servicios universitarios así como la planificación de nuevos acuerdos.

Además de discrepar con el hecho de frenar recontrataciones en función de una nueva política que aún no existe, no ha sido discutida y mucho menos aprobada, entendemos que los cambios de política universitaria no deberían afectar los cargos académicos.

Nuestra posición

La discusión sobre las políticas de extensión universitaria ha comenzado en 2015 del mismo modo en que transcurrió en 2014: mal. El documento “Orientaciones estratégicas generales del Prorectorado de Extensión Universitaria y Relaciones con el Medio (2015-2018)” presentado al CDC por parte del Dr. Hugo Rodríguez, así como algunas de sus afirmaciones recogidas por La Diaria (10/02/2015), reiteran las aristas más negativas con que se ha dado la discusión de la extensión en el último tiempo: la abundancia de prejuicios, la prescindencia de elementos documentados o sustentados empíricamente para fundamentar diagnósticos y afirmaciones, el desconocimiento de las políticas, programas y proyectos impulsadas por el cogobierno universitario en el último tiempo, y el objetivo de desarmar los programas centrales de extensión como principio y fin de toda la política propuesta.

De los discursos y documentos presentados por el Prorector Hugo Rodríguez y por el Rector Markarián surge claramente que el actual rectorado se propone desarticular las políticas y programas de extensión (y su equipo docente central), más que darles una nueva orientación o generar nuevos programas. Tal desarticulación es la única propuesta concreta de política extensionista que se ha presentado hasta ahora, bajo el nombre de “descentralización”.

En tanto esta política de desarticulación parte de un diagnóstico erróneo (que los programas centrales atentan contra el crecimiento de la extensión en los servicios), siendo que la evidencia empírica demuestra que lo que ha sucedido es exactamente lo contrario (un crecimiento inédito de la extensión en los servicios fruto de la articulación entre programas centrales, proyectos concursables y planes de trabajo por cada Unidad de los servicios integrados a la Red de Extensión), tales lineamientos, a su vez, carecen de una base sustentable.

La existencia de programas e institutos centrales que, en articulación con los servicios, desarrollen investigación, enseñanza y extensión en determinadas áreas de conocimiento o en torno a determinadas problemáticas, es una idea presente en casi todas las propuestas de transformación universitaria que ha discutido el demos universitario al menos desde 1958 hasta el presente (incluido el Plan Maggiolo). Sostener que la estructura de “federación de facultades” de 1908 es la única posible es tan conservador como anacrónico. En el caso de la extensión, la concreción de la desarticulación radical de los programas centrales anunciada en las nuevas “orientaciones estratégicas”, implicaría volver a una situación previa a 1956, previa a Cassinoni.

Si el objetivo formulado por las nuevas orientaciones es realmente expandir la extensión como dimensión de la docencia en todos los servicios universitarios (objetivo compartido que ha orientado la política extensionista de los últimos años), entonces lo que cabe es discutir cual es la mejor estrategia para ello. Discusión que no debería ignorar lo hecho anteriormente, sino considerarlo rigurosa y críticamente. Partir de desconocer lo hecho y proceder a desarmarlo fuera de toda consideración y análisis no es iniciar una discusión político-académica, sino suprimirla por completo.

Confiamos en que el demos universitario estará a la altura de las circunstancias, asumiendo esta discusión con la seriedad y el rigor que merece, generando los espacios para la participación democrática, y evitando la desarticulación oportunista de políticas institucionales trabajosamente construidas, durante muchos años, por el cogobierno universitario.


Resolvemos:

- Declararnos en conflicto desde el viernes 13 de febrero del 2015.

- Exigir que las recontrataciones docentes postergadas se realicen por el plazo solicitado por la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio en el momento en que los aprobó.

Asimismo, se está evaluando una serie de medidas gremiales a tomar en conjunto con ADUR-Oficinas Centrales.

(1) ADUR-Extensión nuclea a los docentes del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio y pertenece a la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR).

miércoles, 23 de julio de 2014

¿Nuevo equilibrio o restauración? Disputa de modelos en la elección de rector de la Universidad.


La Universidad de la República se encuentra en el proceso de elección de un nuevo rector, y con ello, ante la posibilidad de revitalizar el debate de ideas sobre sus principales desafíos. En este contexto han circulado documentos formulados por Roberto Markarián y quienes impulsan su candidatura a rector1, así como un colectivo de docentes denominado “Espacio Renovador Universitario”2, en los cuales se plantea una suerte de consigna total –la “excelencia académica”- para la cual, sostienen, las políticas universitarias desarrolladas desde 2006 a la fecha han sido en buena medida una suerte de obstáculo, sobre todo el proceso de descentralización en el interior del país y el papel de la extensión universitaria.
Precisamente, es desde el colectivo de docentes de extensión universitaria3 que queremos plantear nuestra visión en relación a estos documentos, en tanto que en los mismos, se incurre en afirmaciones donde entendemos prima la desinformación o la debilidad de fundamentos, al tiempo que se oscurece el hecho de que el debate que estamos presenciando es en el fondo de modelos y concepciones de universidad diferentes.
Afortunadamente en nuestra universidad coexisten diferentes formas de concebir la docencia y las funciones universitarias, lo cual nutre polémicas que son el sustrato intelectual del cual vive la comunidad académica si no quiere caer presa de la burocratización o el autoritarismo. Pero para que dichas polémicas puedan, efectivamente, enriquecer la vida académica de la institución, es necesario que se basen en criterios elementales de rigurosidad y en la fundamentación de las afirmaciones que se realizan. Esto es lo que por momentos ha faltado, tanto en los pronunciamientos de Markarián y sus impulsores, como en los del Espacio Renovador, a propósito de la extensión universitaria.
A modo de ejemplo: ¿con qué sustento se sostiene que “la calidad de la interacción de la Universidad con el medio aparece debilitada al estar excesivamente centralizada y desligada de los centros académicos donde se cultivan las disciplinas involucradas”, como afirma el grupo de universitarios que postula la candidatura de Markarián como rector?4. Basta acercarse a la política de extensión realizada en los últimos años, para verificar que el movimiento ha sido precisamente el inverso: el fortalecimiento académico de la extensión a partir de su integración a las actividades de investigación y a los procesos de enseñanza; la formación de posgrado de los docentes vinculados a proyectos y programas integrales; el desarrollo de proyectos de investigación de CSIC por parte de equipos docentes de dichos programas integrales en conjunto con docentes de los servicios universitarios; la creación de unidades de extensión en todos los servicios universitarios tanto en Montevideo como en los centros universitarios del interior y el funcionamiento permanente de una Red de Extensión que vincula dichas unidades, construyendo los insumos para las políticas de extensión precisamente desde el interior de los centros académicos: las facultades, institutos, escuelas, programas integrales y centros regionales de la Universidad. Es decir, lo que ha ocurrido desde 2006 a la fecha es el fortalecimiento académico de la extensión y su integración cada vez mayor a los procesos enseñanza y producción de conocimiento de los servicios universitarios.
En el caso del Espacio Renovador, llama la atención que todos los casos citados en su documento de plataforma como ejemplos de extensión universitaria llegan hasta 2006: no se menciona ninguna de las políticas de extensión desarrolladas por la Comisión Sectorial de Extensión y Actividades en el Medio de la Universidad (CSEAM) en el presente período (cuando éste es precisamente el órgano cogobernado que orienta las políticas generales de la Universidad de la República en la materia, con la posterior discusión y aprobación en el máximo órgano de conducción colectiva de la Universidad, como es el Consejo Directivo Central).
Existen datos que son concluyentes. En 2006 existían en la Universidad de la República 4 Unidades de Extensión en sendos servicios universitarios. Actualmente existen 27 Unidades de Extensión: una en cada facultad o escuela y una en cada Centro Regional del interior. Cada una de estas unidades dinamiza un Programa de Extensión y Actividades en el Medio propio de cada servicio con señas de identidad y énfasis particulares y con la aprobación expresa por el cogobierno de cada facultad, escuela, instituto o centro regional. Entonces es inevitable la pregunta ¿a qué centralización refieren estos documentos? ¿Existen centros académicos que no estén en los servicios universitarios donde están radicadas estas unidades?
Otra afirmación que se realiza sin cuidado por la argumentación es que actualmente existe una “visión restringida” o “unipolar” de la extensión que deja afuera un conjunto de actividades valiosas5. Lo dicho desconoce que las orientaciones que en 2009 el CDC de la Universidad aprobó para su política de extensión, fueron construidas en un largo proceso de discusión y trabajo por parte de las unidades de extensión de todos los servicios universitarios, incluyendo talleres con la participación de los órdenes. También se desconoce que, como puede verificarse en los datos de proyectos aprobados y fondos distribuidos por la CSEAM, estos lineamientos han convocado a todas las áreas de conocimiento, avanzando en el desarrollo de la extensión en todas las facultades y servicios, partiendo de sus propias características, especificidades y tradiciones.
A tal punto han sido reconocidos como positivos los lineamientos de extensión aprobados por el CDC en 2009, que han sido incorporados como propios por la Comisión Permanente de Extensión Universitaria de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), la cual en sus fundamentos de creación expresa que: “Se ha coincidido que la extensión entendida como un proceso dialógico y bidireccional redimensiona la enseñanza, el aprendizaje y la investigación. Cuando los procesos de enseñanza y aprendizaje se extienden fuera del aula, su enriquecimiento puede ser trascendente. Cuando las practicas se generan y operan en terreno, partiendo de los problemas sociales concretos y se intenta encontrar alternativas de manera participativa y critica, se redimensiona el acto educativo. Hemos observado que las diferentes universidades del grupo tienen prácticas de extensión y actividades en el medio pueden ser de muy variado tipo. Todas sus formas ofrecen en mayor o menor grado oportunidades para aportar a la idea definitoria de la extensión: la búsqueda de una colaboración entre actores universitarios y otros actores, en forma igualitaria, combinando sus respectivos saberes al servicio de objetivos socialmente pertinentes. En tales procesos de dialogo y colaboración, todos los actores aprenden”6.
Pero además de definir como “restrictiva” a la actual política de extensión, Markarián, la descalifica: “no puede ser que la extensión se considere ensuciarse los pies en el barro y nada más”7. Se trata de una descalificación que desconoce la riqueza y diversidad de actividades, ámbitos e interlocutores con los que se trabaja desde los numerosos proyectos y programas de extensión en el medio urbano y rural, con comunidades y organizaciones, en hospitales, escuelas, policlínicas o liceos, con productores familiares, cooperativas o fábricas recuperadas, en articulación con la ANEP, instituciones estatales, el PIT-CNT, la FUCVAM, entre otras organizaciones.
La diferencia, sí. El debate franco y riguroso, también. El simplismo, la caricaturización, así como las afirmaciones sin fundamento, son antiproductivas. Esperemos que no se vuelvan el tenor general de la discusión electoral universitaria. Nuestro presente y futuro tiene que ser mucho más interesante y enriquecedor que eso.
En los últimos años la Universidad avanzó en la creación por el cogobierno de un conjunto de lineamientos orientadores para una política de extensión, superando el antiguo problema de definir a la extensión por la negativa (como todo aquello que se hace en vinculación con un interlocutor no universitario, ya sea la venta de servicios a empresas o la publicación de un libro). Se avanzó también en el diseño de una estrategia integral de desarrollo de la extensión superando la distribución de recursos por llamados a proyectos como único instrumento de política extensionista, tal como sucedía hasta hace unos años, con probadas consecuencias negativas para la consolidación académica de los procesos, así como para el vínculo estructuralmente frágil que se sostenía con los actores universitarios. En cambio, actualmente, la política de extensión combina llamados a proyectos (distribuidos por todas las áreas de conocimiento) con programas integrales y centros permanentes, lo que, lejos de centralizar, ha potenciado la participación de los servicios universitarios en actividades de extensión, como demuestran la cantidad de docentes y estudiantes que han participado en los últimos años. Por ejemplo, en toda la Universidad se ha registrado una participación de 400 docentes en 2010 a cerca de 800 docentes en 2013, y un numero sostenido de 6.000 estudiantes participando de los Espacios de Formación Integral, una de las políticas desarrolladas en este período. Para evitar que la extensión se desarrolle sin materia, se la ha integrado progresivamente a la investigación y la creación de conocimiento, razón de ser de la Universidad, y referente organizador de la extensión y la enseñanza. Para potenciar su valor formativo crítico y humanista, se ha promovido su integración a la formación de estudiantes de grado y posgrado. Para reflexionar permanentemente sobre las prácticas y experiencias de extensión, evitando los riesgos de derivas asistencialistas o voluntaristas, se han conformado grupos de trabajo en la mencionada Red de Extensión, se han desarrollado seminarios de formación en modo ininterrumpido desde 2007 a la fecha, se ha realizado una evaluación externa de las políticas de extensión desarrolladas en el período, y se han organizado Congresos y Seminarios internacionales como el X Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria Extenso 2009 y el I Congreso de Extensión Universitaria de AUGM realizado en 2013.
Todo esto ha posicionado a la Universidad de la República como un referente en la materia de extensión universitaria a nivel internacional, convocada y consultada crecientemente por diferentes universidades de la región. Sin embargo, este proceso no es tomado en estos documentos, que en cambio remiten sus ideas de renovación y nuevo equilibrio a la situación previa a 2006, seleccionando apenas algunas de las transformaciones desarrolladas en el período que se encuentra culminando.
El presupuesto actual de la CSEAM, del cual la mitad se transfiere directamente a los servicios, representa un 0,8% del presupuesto universitario. Es evidente que no se trata de una cifra generadora de desequilibrios. La discordancia abismal entre la significación presupuestal de la extensión y la relevancia que ha tomado en el debate universitario, permite pensar que, en el fondo, lo que se cuestiona es a la extensión como enunciación política de la necesidad de realizar procesos universitarios en conjunto con los sectores populares de la sociedad, construyendo en ese diálogo agendas académicas. Diálogos en los que la universidad aporta, desde sus fines culturales, científicos y educativos, a procesos de transformación social, en los que resulta también ella transformada. Si de equilibrios se trata, sería interesante una discusión más franca que incluyera aquellos que refieren a los recursos que por diferentes vías la universidad dedica a la colaboración con los sectores empresariales, y su relación con los que dedica a la investigación y la colaboración con los sindicatos y las organizaciones sociales. Pero no es ésta una discusión que esté planteada por quienes, por el contrario, resuelven acometer contra uno de los espacios desde los que la universidad realiza una colaboración sistemática, a través de diversos programas y modalidades, con los sectores postergados de la sociedad. Si nuestras ideas se definen en parte por el antagonista que elegimos para confrontar, la decisión que se adopta al respecto es reveladora.
De las ideas, posicionamientos y planteos enunciados por Markarián y el Espacio Renovador Universitario, es posible identificar su propuesta de acuerdo al ideal del modelo de las “Universidades de excelencia”, estudiadas por Philip Altbach en su famoso estudio comparativo sobre el desarrollo de las Universidades en los países centrales y periféricos8: instituciones pequeñas, especializadas, dedicadas a la investigación de punta, atentas al ranking de Shangai, inmersas en la lucha por atraer a los mejores estudiantes e investigadores. En esta perspectiva, “Universidad” es investigación “de punta” y formación especializada de alta dedicación. De todo lo demás que se encarguen otros. Por lo demás, investigación de punta y enseñanza universitaria parecieran equivaler a pequeños laboratorios, ocupados por docentes de alta dedicación y estudiantes que han llegado a la Universidad con una sólida formación, que trabajan en condiciones de una perfecta relación entre cantidad de docentes y cantidad de estudiantes. Un sueño que, por su total desapego de las condiciones sociales, históricas y educativas en que se desarrollan los procesos universitarios en nuestra sociedad contemporánea, no deja de ser preocupante. Como señalara el propio Altbach en el estudio mencionado, en el actual estado de cosas, es una quimera que en nuestros países periféricos y dependientes puedan desarrollarse Universidades de este tipo.
Pero el problema no es solamente que el desarrollo de Universidades de élite como Harvard u Oxford sea una quimera en los países periféricos. El problema principal es, sin dudas, que los intentos por realizar dicho ideal en nuestro contexto, conducen a medidas y políticas fuertemente elitistas. Y en tanto la naturaleza de este modelo de universidad es elitista, no es de asombrar que se coloque en el centro de la crítica a la descentralización y a la extensión universitaria. Al parecer, la excelencia académica que se postula en estos documentos es previa al vínculo con el medio (lo que lo convierte en un ‘afuera’ en el cual depositar los conocimientos que se generar en el claustro universitario).
Es por ello que hablamos de una discusión de modelos de universidad, que sería saludable para el proceso de discusión pública y colectiva, que se asuma como tal. Nosotros entendemos que la Universidad debe jugar un rol de particular importancia en los procesos de transformación de nuestras sociedades. Que la excelencia académica, objetivo primordial del quehacer universitario, no es un objeto fetichizado sino una construcción histórica, colectiva, trabajosa, que en ningún caso puede ir en contra del papel crítico, democrático y democratizador que la Universidad está llamada a cumplir como institución educativa pública al servicio del bienestar general de nuestra sociedad.
Por lo demás, la apelación recurrente a la “excelencia académica” como principio y final de todo planteamiento, no es muy diferente al discurso que en el debate educativo nacional se organiza en torno al reclamo igualmente recurrente por “la calidad de la educación”. Lo cierto es que esta perogrullada (¿quién puede estar en contra de la “excelencia académica” o de la “calidad” de la educación?) no deja de aportar réditos electorales a quien logra instituirse en el lugar del defensor de la “calidad”, consagrando al mismo tiempo los términos con que se la define. Para recuperar la posibilidad del debate político es necesario deconstruir el discurso de la calidad: lo que resulta políticamente relevante es observar qué sentido se asigna a la noción de “excelencia académica” desde la perspectiva de quienes la sitúan como un tema central del debate universitario.
En este caso es notorio que la idea de “excelencia académica” es colocada como contrapuesta a la descentralización y a la extensión universitaria, quizá las dos políticas universitarias de mayor sentido democratizador. Se trata de una antigua discusión político-educativa: ¿cómo concebir la relación entre la expansión de la matrícula universitaria y la profundización del relacionamiento de la universidad con la sociedad por un lado, y la cuestión de la “excelencia” de los procesos universitarios por otro? Aquí esta relación se construye como oposición, y entonces se impugna a la extensión y a la descentralización en tanto atentan contra una “calidad” concebida como construcción ensimismada de pequeños grupos de investigadores. Se trata de una posición restauradora, diferente a una mera discusión de equilibrios.
La universidad constituye un espacio de disputa donde naturalmente se expresan y cultivan diversas corrientes, concepciones y producciones. La búsqueda de equilibrios debería fundarse no en el desconocimiento de alguna de estas expresiones, sino en el reconocimiento recíproco, en información compartida y en el análisis de situaciones concretas.
ADUR-Extensión
Montevideo, julio de 2014
1 Nos referimos a los documentos difundidos en el blog: http://buscando-un-nuevo-equilibrio.blogspot.com/, así como a pronunciamientos realizados por Markarián en entrevistas publicadas por el semanario “Voces” (26/06/2014) y el periódico “La Diaria” (09/07/2014).
5  Así lo afirma Markarián en entrevista publicada por “La Diaria” (09/07/2014).
7   Entrevista en Semanario “Voces” (26/06/2014).
8  Altbach, Philip. (2007). Peripheries and Centres: Research Universities in Developing Countries. Higher Education Management and Policy - OCDE.

viernes, 1 de junio de 2012


Uruguay: Cultura, política y pluralidad
Vargas Llosa des-Honoris Causa

Carta Abierta de ADUR-Extensión [1]


¿Cuales son los valores, méritos y merecimientos que una persona debe reunir para ser merecedora de la máxima distinción universitaria de Dr. Honoris Causa? ¿Basta con ser un destacado científico, profesor, artista, poeta o escritor? ¿Son disociables los méritos académicos o científicos de una persona de la totalidad de su condición moral e intelectual? ¿Son separables en una misma persona su obra científica o literaria de su actuación en los otros planos de la vida social? ¿Qué reconoce el título de Dr. Honoris Causa: al fragmento genial de una persona disociada o al ser íntegro en su condición y su actuación ética, moral e intelectual? Pensamos que estas preguntas debieron orientar la discusión en el caso de la decisión universitaria de distinguir con el título d e Doctor Honoris Causa al escritor y activista político Mario Vargas Llosa.

La etimología de honoris causa remite a razón o causa de honor, algo que en la mejor tradición humanista universitaria refiere a una condición honorable más allá del mérito académico. Considerar al conjunto de la personalidad implica en el caso de Vargas Llosa considerar tanto al escritor como al activista político, ya que ejerce tales ocupaciones con la misma dedicación que la literatura. Pensamos que la intensa actividad política del escritor al servicio de la propaganda neoliberal así como su esmero editorial en la justificación de la invasión a Irak, constituyen hechos relevantes como para no merecer el máximo premio honorífico de nuestra Universidad.
Al considerar a Vargas Llosa en el plano de su militancia política puede observarse hasta que punto el novelista deja su lugar al propagandista. Atendiendo a sus panfletos en la materia, podríamos decir incluso que lo que hay de genial en el novelista se hace burdo en el propagandista. En efecto, desde su conversión a las doctrinas del Consenso de Washington en la década del ochenta, Vargas Llosa ha sido un férreo impulsor de las reformas neoliberales en el continente2.

Y lo ha sido con igual intensidad tanto en la década de los noventa como en el presente, cuando el fracaso del neoliberalismo se hizo evidente y sus efectos son visibles en las sociedades latinoamericanas, en estos dificultosos momentos de reconstrucción en el plano de lo social, lo económico y lo cultural, con particulares implicaciones en la reconstrucción de la esfera de lo público. Resulta particularmente revelador releer hoy, a la luz de la situación actual de las economías europeas, su columna en “El País” de Madrid del 2 de diciembre de 1990: "Hace 12 años estaban todavía muy arraigadas las creencias de que la justicia social exigía un Estado grande, que una economía intervenida podía ser próspera, que el paternalismo y las dádivas eran buenos remedios contra la pobreza y que la soberanía debía ser defendida también en lo económico con políticas nacionalistas. Lo cierto es que hoy queda muy poco en pie en Europa de esa filosofía populista. Y aun en el resto del mundo cada vez parece más una verdad de Perogrullo decir que la libertad política y la libertad económica son una sola y que sin esta última es muy difícil, cuando no imposible, la creación sostenida de la riqueza. Y, también, que cuanto más libre sea el funcionamiento del mercado y más vasta su acción estará mejor defendido el interés general, armonizados más sensiblemente los intereses individuales y sectoriales con los del conjunto de la colectividad" 3 . Dos décadas después de estos ilusionados augurios del Vargas Llosa predicador, Perogrullo parece haber sido desmentido, con nefastas consecuencias que, claro está, pagan y pagarán los trabajadores y los pobres del mundo.

Si bien no intentamos aquí realizar una radiografía de las consecuencias de las políticas neoliberales en el mundo, si resumiremos, por su pertinencia al caso, las principales implicaciones que el dogma neoliberal, por el cual Vargas Llosa militó y milita fervientemente, ha tenido en el plano de la educación:
  • Reducción del presupuesto públicos destinados a la educación pública.
  • Exclusión de amplios sectores de nuestras sociedades –especialmente de los más desfavorecidos- del acceso a la educación pública.
  • Afectación de la autonomía de la educación pública, pretendiendo someterla a una supuesta conducción técnica legitimada en el plano de los organismos financieros internacionales.
  • Corrosión de la esfera de lo público, a partir de la promoción de diversos tipos y grados de privatizaciones, que incluyeron al sector educativo.
  • Afectación directa de la realización de los derechos humanos de miles y miles de habitantes de América Latina que sufrieron –y muchos aún sufren- los impactos de las reformas neoliberales en relación a la privatización de los servicios públicos (lo que implicó la exclusión del acceso a bienes como la energía, el agua o los servicios de comunicación).
Y en la defensa de estas ideas “educativas” Vargas Llosa es por cierto pragmático y sin dobleces: considera que es necesario "privatizar enteramente la educación dejando que funcione dentro del mecanismo de la eficiencia y del mercado", que "la obligatoriedad de la enseñanza que yo defiendo puede mantenerse de una manera infinitamente más eficaz con un sistema totalmente privatizado", y que "El Estado debería entregar cupones a las familias para que elijan libremente los colegios donde enviar a sus hijos" 4 . Podríamos aquí citar a Chile, el país que “la banda de Mont Pèlerin” utilizó como campo de experimentación, como un buen ejemplo para desmentir a Perogrullo, una vez más.

Pero su militancia neoliberal no se ha limitado a la propaganda escrita, por cierto profusa e insistente a través de prólogos, artículos y editoriales en periódicos de todo el mundo. Vargas Llosa es también un hombre de acción, y desde la Fundación Internacional para la Libertad –que ha presidido- ha reunido y articulado a los principales exponentes de la derecha latinoamericana como Álvaro Uribe Vélez, Vicente Fox y Luis Alberto Lacalle, y también de España, en la figura de José María Aznar, procurando su re-organización en clave de contra-ofensiva de cara a recuperar los gobiernos del continente, perdidos luego de procesos de movilización popular de diversas características en diferentes países de América Latina.

A pesar de ser un actor político, candidato a presidente de su país y autodefinido intelectual liberal, Vargas Llosa ataca permanentemente la legitimidad democrática de los países de la región, denostando a presidentes electos constitucionalmente. En la figura del ex presidente de Brasil ha denostado a los mandatarios progresistas del continente: “Lula es un típico mandatario "democrático" latinoamericano. Casi todos ellos están cortados por la misma tijera y casi todos, unos más, otros menos, aunque -cuando no tienen más remedio- practican la democracia en el seno de sus propios países, en el exterior no tienen reparo alguno, como Lula, en cortejar a dictadores y demagogos tipo Chávez o Castro, porque creen, los pobres, que de este modo aquellos manoseos les otorgarán una credencial de "progresistas" que los libre de huelgas, revoluciones, acoso periodístico y de campañas internacionales acusándolos de violar los derechos humanos”5.

Es también conocida la devoción de Vargas Llosa por Margareth Tatcher, por quién dice sentir una “admiración sin reservas, esa reverencia poco menos que filial que no he sentido por ningún otro político vivo, y sí, en cambio, por muchos intelectuales y artistas (como Popper, Faulkner o Borges)” 6.

Menos conocido es su cínico pensamiento sobre la “contribución” de Tatcher al pueblo argentino, que Vargas Llosa fundamenta diciendo: “ Por eso no sólo los ingleses, escoceses y galeses deben gratitud a la dama de hierro. Todos los que a lo largo y ancho del mundo se han beneficiado en estos años con la caída de los regímenes totalitarios y autoritarios (los argentinos, por ejemplo, a quienes la señora Thatcher libró sin duda de medio siglo de gorilismo militar, que es lo que hubieran tenido si la dictadura de Galtieri se queda con las Malvinas) o con la liberalización de las economías y la internacionalización de los mercados o con el renacimiento de la filosofía de la libertad, tenemos una deuda de reconocimiento con esta primera ministra...”7. El anticolonialismo de “El sueño del celta” se esfuma por completo en esta cínica justificación de colonialismo británico y de aquella trágica guerra desigual.

A su vez, justificando la invasión norteamericana a Irak ha dicho: "Hace tres meses no lo sé, pero, ahora, con lo que he visto y oído en esta breve estancia, hubiera apoyado la intervención, sin vacilar (…) Ahora por primera vez en su larga historia, (Irak) tiene la posibilidad de romper el círculo vicioso de dictadura tras dictadura en que ha vivido y -como Alemania y Japón al terminar la segunda guerra mundial- inaugurar una nueva etapa, asumiendo la cultura de la libertad, la única que puede inmunizarlo contra la resurrección de ese pasado"8Las guerras requieren también de artillería propagandística, y en esa trinchera ocupa el escritor comedido lugar. ¿Qué tiene de humanista el Vargas Llosa político?.

Reiteramos: no objetamos aquí la genialidad literaria de Mario Vargas Llosa y su derecho a pensar de cualquier manera. Si sostenemos que el hecho de ser un activo militante en pos de la imposición del modelo neoliberal en el continente, tanto en el plano de su producción propagandística como en el plano de su actividad militante organizada, así como su actividad en el plano de la justificación de la invasión a Irak, son hechos que lo hacen incompatible con el merecimiento de un título honorífico de nuestra Universidad de la República. ¿Le daríamos tal reconocimiento a Milton Friedman o Friederich Hayek o a los demás asistentes al cónclave de Mont Pèlerin? ¿Sería justo reconocer a los destacados intelectuales y economistas que a partir de Mont Pèlerin organizaron la arremetida neoliberal en América Latina, incluido el experimento imperialista en Chile de la mano de Henry Kissinger y la dictadura de Augusto Pinochet? ¿Cómo separar al Vargas Llosa propagandista y activista político de esta tradición histórica cuyas heridas aún están abiertas en nuestro continente? La Universidad de la República no puede entregarle un título honorífico a las novelas, sino al escritor. Él y su militancia neoliberal y anti popular se ubican por fuera del marco de este reconocimiento.

Al ser Vargas Llosa un destacado activista político, se pone de relieve que el propio contexto de su premiación debe interpretarse en clave política. Y no es necesario ser psicoanalista para advertir la relación entre el origen de la propuesta de premiar al escritor y tal connotación política de -y en- la premiación. Llama la atención que sea en la Facultad de Ciencias Económicas donde nace la propuesta, no en la de Humanidades y Ciencias de la Educación: ¿a quién se quiere premiar al novelista o al político? Pareciera que c on el impulso de su estatura literaria presentada como el motivo del honor, se quiere elevar también el ideario político y económico del autor.

¿Cual es el mensaje que la Universidad transmite con esta condecoración? ¿La de un gesto de grandeza que más allá de las miserias del homenajeado le reconoce su costado genial, y en ese acto ayuda a su transformación? ¿O por el contrario este reconocimiento lejos de transformarlo contribuye a legitimar al Vargas Llosa propagandista, a sus ideas y al relativismo ético que las sostiene? ¿En que nos convertimos al honrar a quien no es digno de honor? ¿Contribuyó la premiación de Barack Obama como premio Nobel de la Paz a desterrar del mundo las guerras, los bombardeos y las invasiones? ¿O contribuyó en cambio a legitimar a quien no ha hecho más que continuar las guerras, y junto con ello contribuyó también a naturalizarlas y darles un tinte de causa de paz? ¿Y cómo insidió tal premiación en el estatus de los premios nobel de la paz?

¿Ganaron o perdieron credibilidad? Pensamos que las consecuencias prácticas y los usos políticos que ineludiblemente devienen de reconocimientos de la importancia del que representa el Honoris Causa, también deben estar integradas a la reflexión sobre la pertinencia de su otorgamiento, siendo responsables en cuanto a los mensajes sociales e institucionales que como Universidad de la República queremos transmitir a la sociedad.

Este reconocimiento contribuye a consolidar la racionalidad fragmentaria y el relativismo ético por el cual una persona puede ser reconocida por su mérito académico aún siendo desmerecedora de ello en su práctica político-social. En el fondo, la decisión responde al sentido común instituido que pauta el espacio político posible, lo correcto y lo incorrecto, los márgenes de la pluralidad. Si, pongamos por caso, Vargas reivindicara el nazismo, difícilmente se justificaría darle un título de honor9. En cambio, su intensa actividad a favor del neoliberalismo y su justificación de la invasión a Irak constituyen elementos pertenecientes al campo de lo aceptable por el pensamiento dominante. Se evidencia así la producción ideológica del propio campo de la contienda de ideas incluido el mismo concepto de pluralidad (reducido, en rigor, al pensamiento único liberal). Los guardianes de la pluralidad nos han acusado de carecer de ella por pronunciarnos con convicción en contra de esta resolución. La pluralidad existe cuando sucede, no cuando se la declara. Ojalá el debate de ideas de fondo en este tema continúe basado en la razón crítica y en la exposición franca de los fundamentos, más allá de la resolución del Consejo Directivo Central.


Notas:
1 “ADUR-Extensión” nuclea a los docentes de Extensión Universitaria y pertenece a la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR).
2 Para una detallada descripción del derrotero intelectual de Vargas Llosa desde su defensa de las revoluciones latinoamericanas mediados de siglo (incluida la revolución cubana) hasta su conversión al dogma neoliberal a partir de su estadía en Washington en la década de 1980, recomendamos la lectura de Sans, Isabel (2011) “Intelectuales, cultura, poder y tiempos. Mario Vargas Llosa y su tribu: un discurso 'liberal' en contexto”, en: AAVV, “Pensamiento crítico y sujetos colectivos en América Latina. Perspectivas interdisciplinarias” (Trilce & Espacio Interdisciplinario UR, 2011) .
3 Mario Vargas Llosa: “Elogio de la 'Dama de Hierro'”, El País de Madrid, 2/XII/1990.
4 Así lo expresó en una conferencia titulada "Los desafíos de fines de siglo. La cultura de la libertad", organizada por la Fundación Alberdi de Mendoza el 22 de diciembre de 1995. (Cobertura de esta conferencia disponible en: http://www.lanacion.com.ar/170869-vargas-llosa-solo-educacion-privada)
5 Vargas Llosa, Mario. Lula y los Castro. El País de Madrid. 7 de marzo de 2010.
6 Mario Vargas Llosa: “Elogio de la 'Dama de Hierro'”, El País de Madrid, 2/XII/1990.
7 Ídem
8 Mario Vargas Llosa: “El Virrey”, El País de Madrid, 9/VIII/2003.
9 El ejemplo no es antojadizo, el escritor noruego Knut Hamsun condecorado con el Premio Nobel de Literatura en 1920 fue un reconocido activista de la causa nazi. Hoy en día no hay ni una calle con su nombre en su país.

martes, 3 de agosto de 2010

Aporte al debate universitario

Carta abierta de ADUR-Extensión ante la elección de Rector de la Universidad

1- El debate universitario. El debate universitario está aletargado, es notorio. Hay quienes dicen que esto se debe a la falta de contienda electoral, que sería diferente si hubiera más de un universitario propuesto para ejercer el cargo de Rector. Quizá sea así. Pensamos, sin embargo, que en muchas cuestiones que hacen a la polémica universitaria, el debate está obturado por una suerte de consenso tácito, de sentido común consolidado para pensar la educación superior, lo cual hace que el debate de modelos casi no encuentre espacio para emerger. Sin debate de modelos, se debaten estilos, ritmos, problemas de gestión. Por lo demás, la ausencia de contienda electoral no debería inhibir a los gremios de profundizar en su pensamiento y su programa de transformación de la Universidad.
Por tal motivo, con la vocación de contribuir al debate de ideas, en este documento se presentan algunos de los temas que los docentes de Extensión Universitaria, organizados en ADUR-Extensión, pensamos deberían integrarse a la discusión sobre el programa, la estrategia y el movimiento de reforma universitaria en los próximos años.
2- Los avances. En los últimos años la Universidad ha vivido avances importantes en el camino de su autotransformación positiva necesaria para el mejor cumplimiento de sus fines. Se han gestado iniciativas de importante contenido democratizador, como los programas orientados a contribuir a la generalización del acceso a la educación terciaria y el avance del proceso de descentralización-regionalización de la Universidad. Se ha promovido la participación, tanto a nivel de la jerarquización del cogobierno como en lo que hace a programas de participación estudiantil de investigación, enseñanza y extensión. Se han generado nuevos programas de investigación que procuran atender los problemas de inclusión social así como el estudio de problemáticas de interés general, superando una tendencia anterior que negaba la necesidad de orientar políticamente las agendas de investigación. Se ha avanzado en la concepción integral del desarrollo de las funciones universitarias, generándose nuevos programas integrales, y avanzando en la implementación de “Espacios de Formación Integral” en todos los servicios universitarios. Se han montado Unidades de Extensión en todos los servicios, que trabajan en forma conjunta conformando una Red de Extensión. Se ha planteado desde el rectorado la necesidad de fortalecer el ejercicio del principio de gratuidad, extendiéndolo a toda la formación de posgrado. Estas son algunas de las iniciativas que dan cuenta de una nueva coyuntura universitaria favorable a las transformaciones. 
3- Tensiones estructurales de la reforma universitaria. En el actual contexto mundial, las reformas universitarias se juegan en la tensión entre orientar su accionar a la socialización del conocimiento, o ser cooptadas por la lógica de acumulación de capital de las corporaciones empresariales en su afán por privatizar todas las esferas de la vida. Esta tensión se ve amplificada en el contexto actual en que el conocimiento es cada vez más un factor condicionante en la estructuración de las economías, en la división internacional del trabajo y en la distribución de la riqueza a nivel global y nacional.
Un desafío ineludible de la reforma universitaria pasa por oponerse a los distintos tipos de iniciativas provenientes fundamentalmente de la Organización Mundial del Comercio, dirigidas a transformar a la educación en una mercancía. La reforma universitaria, ante todo, debe impulsar una concepción tendiente a la democratización del conocimiento, defendiendo que su creación, difusión y acceso sean un derecho humano inalienable, y promoviendo el control democrático y participativo de la ciencia, la tecnología y la innovación.
Hace algunas décadas Darcy Ribeiro advertía esta encrucijada de las reformas de la Universidad en el contexto de nuestras sociedades dependientes y subdesarrolladas. Ribeiro indicaba como alternativas para el devenir de las universidades la actualización histórica donde, a través de un proceso de modernización refleja, se preservan las estructuras de dominación de la sociedad sólo saldando sus contradicciones más superficiales. En este modelo se toma como rol la formación de profesionales que sólo contribuyen a regular el orden social, generando conocimiento, ciencia y tecnología al servicio de la reproducción del subdesarrollo. O, como camino contrapuesto, Ribeiro proponía un proceso de aceleración evolutiva que pone a la Universidad al servicio de una transformación profunda de la sociedad tomando conciencia de sus problemáticas más profundas. Pensamos que estas categorías mantienen vigencia para pensar la transformación de la Universidad.
4- La autonomía y la naturaleza del ser y quehacer de la Universidad. La autonomía de la Universidad constituye una conquista histórica, un principio coherente a una concepción educativa emancipadora, y una visión estratégica sobre las condiciones necesarias para una política educativa de largo plazo. Cuestionada por los gobiernos de todas las épocas, la autonomía es un concepto dinámico que ha debido refundarse y resistir a diferentes ataques en diferentes momentos.
Pero más allá de los ataques directos, hay cuestionamientos menos tangibles para la autonomía de la Universidad. La emergencia de agencias financiadoras externas, que manejan cuantiosos recursos, que están ligadas al circuito capitalista global a partir de la división internacional del trabajo intelectual, y que establecen sus políticas de ciencia, tecnología e innovación a partir de las prioridades y los criterios de calidad de los países centrales, constituye uno de los mayores riesgos que la autonomía universitaria enfrenta en la actualidad. Los sistemas de incentivos de estas agencias hacen que muchos universitarios sean captados en atención a estas demandas, produciéndose un desvío de inteligencias hacia prioridades externas. Se debilita así de hecho la autonomía universitaria en lo que refiere a la capacidad efectiva de generar políticas de ciencia y tecnología acordes a los principales problemas de nuestra sociedad y a la búsqueda del bienestar general. Es necesario discutir explícitamente este problema, y generar políticas al respecto, procurando la organización y concentración de los esfuerzos universitarios en la investigación sobre los problemas socialmente relevantes para el bien público general.
El fenómeno precedente, y la dinámica que impone como modo de ascenso universitario, afecta también, regresivamente, algo así como la propia naturaleza del ser universitario. La representación del universitario como aquel que debía ejercer el pensamiento crítico, la recreación integral de la cultura, y el compromiso con la defensa de valores superiores de la sociedad, pierde terreno ante un nuevo tipo de ser universitario ensimismado, competitivo, afanado en la producción de papers para las revistas arbitradas de los países centrales, enajenado.
A su vez, hay en formación un discurso único, reiterativo, propagandístico, que insiste en la “calidad”, “la gestión por resultados”, las agencias de acreditación, la evaluación externa, y los indicadores internacionales, como si en estos factores estuviera la piedra angular de la reforma de la Universidad. Son buenos ejemplos de iniciativas de “modernización refleja”. A través de este discurso penetra progresivamente en las universidades una ideología que transfiere al campo de lo educativo los criterios de medición de calidad y productividad propios del mundo industrial y empresarial. Es necesario advertir este fenómeno. Es necesario definir el concepto de calidad de la educación superior, recuperarlo del reduccionismo economicista del neoliberalismo educativo. También es necesario defender los criterios y metodologías de evaluación institucional acordes con la autonomía y los fines de la Universidad. 
5- La formación integral. El hecho de insistir en la necesidad de generalizar el acceso a la educación superior, no debería llevar al equívoco de confundir cobertura educativa con educación. Las evaluaciones que “miden” el avance relativo en materia educativa meramente a partir de los indicadores de matriculación, ignoran nada menos que la sustancia del hecho educativo: con qué fines y de qué modo estamos enseñando y aprendiendo en la Universidad. Asimismo, la necesidad de implementar cambios en la ingeniería curricular y en la organización académica (como la flexibilización de los tránsitos curriculares), no debería postergar el abordaje de los aspectos sustantivos de la cuestión educativa (la integralidad de los procesos educativos, la enseñanza activa y el aprendizaje por problemas, la formación docente universitaria, los procesos educativos en comunidad, por ejemplo).
En nuestra opinión la reforma de la Universidad debería ser, fundamentalmente, la transformación profunda del modelo educativo universitario tradicional, profesionalista, autoritario, retórico, fragmentado y fragmentador. La perspectiva “productivista” con que frecuentemente se aborda la reflexión sobre la educación universitaria en la actualidad hace aún más acuciante este problema. La educación, la cultura, el conocimiento, no deberían estar necesariamente ligados a un fin utilitarista. Acaso, la principal “utilidad” de la educación debería ser desnaturalizar las injusticias del mundo y contribuir a que las personas sean más libres y solidarias.
6- El rol de las estructuras centrales. En los últimos años la Universidad ha diversificado la composición, organización e inserción de sus equipos académicos, superando en parte la rigidez de la “federación de facultades”, y abriendo diferentes y novedosos espacios institucionales para la actividad académica interdisciplinaria. La apertura del Espacio Interdisciplinario, y la generación de nuevos Programas Integrales son quizá los dos ejemplos más claros de este fenómeno.
Este hecho exige imaginar nuevos modos de interrelación entre los espacios académicos, en particular en lo que refiere al vínculo entre estos espacios y los servicios universitarios. Cada estructura central tiene sus características, cometidos particulares, y en ocasiones su “lógica propia”. Es necesario evitar generalizaciones reduccionistas a la hora de pensar este tema. En particular, es equivocado concebir una supuesta contradicción entre el fortalecimiento académico de estos nuevos espacios y el fortalecimiento de los servicios. Se trata de un falso dilema como lo demuestra la experiencia de los Programas Integrales, los cuales han permitido una inserción de los servicios universitarios en líneas de investigación, extensión y enseñanza en torno a problemáticas presentes a nivel territorial. Sin la existencia permanente de estos programas desarrollando procesos de extensión e investigación en territorio, no hubiera sido posible la inserción de los servicios y sus múltiples prácticas y pasantías de estudiantes.
Es fundamental que la reforma universitaria avance en los servicios. Ese debería ser el objetivo principal de todo el quehacer de la Universidad, y en particular de las estructuras centrales. Ahora bien, existen diferentes modos y estrategias que las estructuras centrales se han dado para dinamizar sus políticas en los servicios (llamados a proyectos concursables, programas plataforma, combinación de programas y llamados, consolidación de fondos concursables, etcétera). Es importante sistematizar y evaluar estas diferentes estrategias, de modo de corregir o ratificar lo que sea necesario, en base al estudio de lo que sucede, y no en base a prejuicios y falsos dilemas.
7- Descentralización-regionalización. Como fue dicho, la intensificación del proceso de descentralización-regionalización de la Universidad constituye uno de las más significativos avances de los últimos cuatro años. No obstante, existen algunos elementos de la política a este respecto que pensamos ameritan ser re-pensados.
El objetivo de apostar a la generación de masa crítica local, terminando con la dinámica de los “docentes golondrina” y favoreciendo la radicación local de docentes, es un objetivo a mantener ya que este tema es fundamental para la sustentabilidad de los proyectos universitarios del interior. Ahora bien, este objetivo estratégico no debería ser antagónico con la generación de carreras y opciones educativas en el interior. Pensamos que debe restituirse una relación de retroalimentación entre la generación de opciones educativas y la consolidación de masa crítica local, tratando de que ambos procesos se desarrollen en forma simultánea fortaleciéndose mutuamente. En este sentido, es necesario apostar a la construcción de la agenda universitaria en el interior promoviendo una amplia participación de los sujetos organizados de cada territorio, pero siendo conscientes que las desigualdades económicas y políticas condicionan fuertemente las posibilidades para expresar y enunciar demandas, así como dificultan una apropiación plena de la implementación de políticas de Reforma que en ocasiones son vividas con ajenidad.
A su vez, la apuesta a la generación de núcleos de investigación sin actividades de docencia y extensión, es regresiva respecto a la perspectiva de la integralidad del quehacer universitario. Pensamos que todos los núcleos de investigadores vinculados a los PRET y los centros regionales, deberían vincularse con programas de extensión y formación de estudiantes de grado y posgrado, procurando un desarrollo integrado de las funciones universitarias.
Por último, es importante intensificar los vínculos con las universidades argentinas y brasileras cercanas a las zonas de referencia de los centros universitarios regionales, procurando una mayor cooperación académica, y un abordaje compartido de problemáticas sociales, culturales y productivas específicas de las zonas de frontera.
8- Presupuesto para la Reforma. La implementación de estas transformaciones en la Universidad requieren, claro está, de su necesario correlato presupuestal. Presupuesto necesario para retribuir a sus trabajadores docentes y no docentes de forma digna y decorosa, necesario para sostener y potenciar la agenda de cambios tanto a nivel central como de los servicios, y necesario para hacer efectiva la autonomía universitaria evitando la injerencia de financiadores externos.
El actual presupuesto para la educación (ANEP y Universidad) ni siquiera llega al 4,5% del PBI tan publicitado por el actual gobierno, por lo que es fundamental que la Universidad, en diálogo permanente con la sociedad, exija el incremento presupuestal necesario para potenciar su transformación, en el marco del necesario fortalecimiento de todo el sistema de educación pública del país.
9- El movimiento. La reforma universitaria necesita imperiosamente de la consolidación de un movimiento de transformación de la Universidad. Es necesario que los gremios logren recuperar capacidad de iniciativa política y programática, configurándose como usinas de ideas y elementos de organización y dinamización del programa de reforma. La reforma necesita del movimiento, y el movimiento necesita de una utopía: la de una Universidad popular al servicio de la formación integral y la democratización del conocimiento y la cultura, como modo de contribuir a la emancipación social general.
10- El Rector. Los docentes organizados en ADUR-Extensión expresamos que en la actual coyuntura pensamos que la continuación de Rodrigo Arocena como Rector de la Universidad constituye, por su compromiso universitario, su vocación transformadora y su condición democrática, el mejor marco de posibilidad para el avance del proceso de transformación universitaria.

Montevideo, 3 de agosto de 2010

domingo, 22 de marzo de 2009

1:: Asamblea Constituyente

21 de marzo de 2009
En el día de la fecha se produce la Asamblea Constituyente de adur-extensión, gremio que nuclea a los trabajadores docentes del Servicio Central de Extensión de la Universidad de la República.

De la Dictadura de Porfirio Díaz a la Revolución - Los Revolucionarios
David Alfaro Siqueiros (1957-1965)